El último día comenzó con una película para que los niños descubrieran un mundo de fantasía maravilloso y los más mayores se metieran una dosis de nostalgia (aunque pudieran destrozar un poco su infancia viendo como ha envejecido esa "peli" que tanto les gustó de pequeños). Hablamos de la película de Wolfgang Petersen La Historia Interminable, una película muy correcta en lo que hace y puede seguir atrayendo a los más pequeños, pero a parte de ser muy hija de su tiempo, los fans del libro de Michael Ende sabemos es una adaptación muy floja y poca justicia le hace a ese libro tan maravilloso.
Tras la sesión matinal, llegó la recta final de la Muestra. Todo empezó con Lake Bodom, un slash de manual finlandés, que poco ofreció a los espectadores que una excusa para pasar un rato divertido riéndose de la película. Pero vayamos a los platos principales:
Your Name (Makoto Shinkai, 2016)
La Muestra nos ha traído la nueva obra del artista japonés Makoto Shinkai, que ya ha demostrado su gran potencial en obra como 5 centímetros por segundo o El jardín de las palabras. La película viene de cosechar récords en taquilla nunca vistos por ningún producto de la animación japonesa antes, y había mucha expectación por verla. Your Name no decepcionó, es una gran película, llena de belleza visual, acompañada de una genial música (tanto de banda sonora clásica como de temazos muy típicos del anime televisivo, con opening incluido), y una historia perfecta para batir récords y enganchar a los espectadores, especialmente entre el público más adolescente. La historia con tintes fantásticos es atractiva y funciona a la perfección, aunque personalmente me da la sensación de ser una película que ya he visto. Aquí recomendaría la película "In Your Eyes", a la que ya se dedicó una entrada, de corte más independiente y sin caer en lo "moñas".
Crudo (Julia Ducournau, 2016)
Otra de las películas más esperadas de la Muestra. Venía con grandes críticas de Toronto, Cannes o de Sitges, e incluso con la leyenda de provocar desmayos. No es así, y afortunadamente, porque es mucho más que eso. La película nos habla de las obsesiones y los trastornos, nos muestra el ambiente sofocante y dictatorial que se pueden producir en las facultades de estudiantes, la presión a la que se someten los jóvenes para formar parte del grupo, especialmente a las mujeres, su cosificación, la alineación y la pérdida de pensamiento y elección individual. Narrado de una forma brillante, regalándonos grandes momentos de tensión e incomodidad. Por desgracia, todo esto se ve en parte diluido por un final y un desarrollo efectista que distrae y ensucia el mensaje de la obra.
Kong: La Isla Calavera (Jordan Vogt-Roberts, 2017)
Y por último, la Muestra nos traía para despedirnos nada mejor que una gran película de aventuras y acción. Con un pequeño giro a lo visto en otras ocasiones en las reinterpretaciones del mito de King Kong, Jordan Voigt-Roberts nos trae su proopio "Jurasic World". Aquí la protagonista es la isla, y la estructura cambiará a lo visto en otras ocasiones. Y es que aunque el gorila gigante es el principal atractivo de la película, ésta se podría haber llamado perfectamente "La isla de los monstruos gigantes". Kong es puro derroche de escenas de acción espectaculares, que es lo que queremos ver todos en una obra así, aunque la historia acabe quedándose coja y el desarrollo de los personajes no pasen del cliché. Si quieres una buena historia sobre King Kong y la acción te parece lo de menos, te diría que fueras directamente a la película de 1976, si la acción y los FX es lo tuyo, ésta es tu película. Si quieres un poco de las dos, ve a la de 2005 dirigida por Peter Jackson.
Y aquí acaba un año más la Muestra Syfy, una edición con un nivel de películas desigual pero siempre interesante, y más con un público tan gamberro que sabe a lo que va (si entras en sus reglas te lo pasarás bomba, aunque sea entendible que en algunos momentos pueda ser molesto), con una organización que cuida todos los detalles, y una maestra de ceremonias como Leticia Dolera que siempre está ahí para animar el cotarro, con alguna que otra intervención épica cada año y defender las causas justas. ¡Hasta el año que viene, mandanguers!
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